Bases tecnológicas de la Agricultura de Precisión

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Introducción

La ardua tarea de alimentar a la humanidad encomendada a agricultores y a técnicos no solo implica la producción de alimentos suficientes sino también la responsabilidad de velar por el medio ambiente. Así, el uso de recursos agrícolas, además de ser eficaz, debe, necesariamente, ser eficiente. Por consiguiente, el objetivo de la agricultura moderna es doble: incrementar las producciones y conseguir una actividad agrícola sostenible.

Dicha sostenibilidad no solamente se refiere al medio ambiente, implica, además, que las explotaciones agrícolas puedan sobrevivir, hablando en términos económicos. Es por ello que estamos frente a la necesidad de posibilitar el incremento de la producción de manera sostenible para el reto que supone el incremento de los alimentos en un 30 % para los próximos 30 años.

Se exponen a continuación los principales aspectos referentes a la evolución de la agricultura y al desarrollo de la Agricultura de Precisión como herramienta clave para el uso eficiente y sostenible de los insumos en el proceso productivo. 

Evolución y ciclo de la Agricultura de Precisión

Para conseguir una producción creciente de alimentos, desde la sedentarización de los primeros Homo sapiens, la agricultura ha experimentado varias revoluciones. En la Figura 1 se muestra una de las posibles clasificaciones de su evolución por etapas.

En la Agricultura 1.0, agricultores y jornaleros estaban en estrecho contacto con sus campos puesto que los recorrían a velocidad de trabajo de bueyes y mulas. Tenían tiempo de sobras para observar sus características, entender su variabilidad y manejarlos en consecuencia. Así, una zona muy productiva seguramente recibiría más estiércol que una zona con una producción limitada por el tipo de suelo o su profundidad. Este conocimiento de los campos y el manejo específico de cada zona según sus características se perdió en la Agricultura 2.0, con la aparición de los tractores y la mecanización agraria.

Los pequeños campos se agruparon en campos mayores, la velocidad de trabajo paso de los 2 o 4 km/h de los bueyes a los 5 o 8 km/h de los tractores. El agricultor dejó de recorrer sus propiedades a pie y se montó en un vehículo que tenía la obligación de trabajar muchas horas y mucha superficie y hacerlo a gran velocidad para recuperar la inversión. Las dosis se armonizaron para la nueva unidad de manejo: todo el campo. Un campo que, por haber crecido con la anexión de los campos colindantes, era ahora todavía más variable. El uso de los recursos agrícolas perdió eficiencia en aras de incrementar la producción al mínimo coste posible.

Actualmente, podríamos decir que nos encontramos en la denominada Agricultura 3.0. La sociedad se ha dado cuenta de que no todo vale para incrementar la producción y los beneficios. Hemos comprobado que el uso indiscriminado de fertilizantes, herbicidas y productos fitosanitarios es perjudicial para el medioambiente y, por consiguiente, para la humanidad a la que debemos alimentar. Y hace ya un tiempo que estamos hablando de utilizar los insumos de forma razonable y lógica. Es decir, de forma eficiente y sostenible. La digitalización ha contribuido enormemente a esta revolución.

Pero, cuidado, digitalizar no es suficiente! Estrictamente hablando, la digitalización es el proceso por el cual pasan los datos de analógicos a digitales, del papel a los ceros y unos, del archivador a la carpeta del ordenador o del cuadernillo a la hoja de cálculo. Y el mero hecho de tener datos digitales no implica, automáticamente, que las decisiones tomadas sean mejores. La digitalización ha permitido la automatización de muchos procesos, la recopilación y análisis de datos históricos, la integración de datos provenientes de fuentes diversas y variadas. Es así como los datos digitales convenientemente analizados pueden convertirse en información útil para que el agricultor y los técnicos puedan tomar decisiones de manejo mejor documentadas. Y aquí es donde entra en juego la Agricultura de Precisión.

Figura 2. Ciclo de la Agricultura de Precisión, empezando por la etapa de Adquisición de datos.
Figura 2. Ciclo de la Agricultura de Precisión, empezando por la etapa de Adquisición de datos.

Según la Sociedad Internacional de Agricultura de Precisión (la ISPA, en inglés), la Agricultura de Precisión es una estrategia de gestión que recoge, procesa y analiza datos temporales, espaciales e individuales y los combina con otras informaciones para respaldar las decisiones de manejo de acuerdo con la variabilidad estimada, y así mejorar la eficiencia en el uso de recursos, la productividad, la calidad, la rentabilidad y la sostenibilidad de la producción agrícola. En definitiva, lo que pretende la Agricultura de Precisión (AP) es utilizar técnicas y tecnologías para brindarle al agricultor aquel conocimiento de su pequeño campo que tenía durante la Agricultura 1.0 y que perdió durante la Agricultura 2.0. La AP también facilita herramientas para poder hacer un manejo sostenible y adecuado a las características particulares de cada zona dentro del campo. Es decir, lo que pretende la AP es pasar de la unidad de manejo campo a la unidad de manejo zona, dentro de ese campo.

En la Agricultura 2.0, todo el campo recibía la misma dosis de riego, la misma dosis de fertilizante, la misma dosis de fitosanitarios, el laboreo era uniforme y la siembra o plantación, también. El campo era tratado como una unidad uniforme, invariable, indivisible. En cambio, en una primera etapa (Figura 2), la AP utiliza observaciones del propio agricultor pero también sensores, ya sean próximos o remotos, para recopilar datos sobre el campo y sobre el cultivo. En una segunda etapa, se analizan los datos conseguidos y se observa si el suelo del campo o el cultivo presentan variaciones importantes que puedan justificar un manejo a una escala menor que la unidad campo.

Es decir, se convierten los datos en información útil para que el agricultor y sus asesores puedan tomar decisiones de manejo más documentadas. Estas decisiones se toman en la etapa tercera y la primera de ellas es decidir si se mantiene un manejo uniforme para todo el campo o bien si la variabilidad detectada justifica, agronómica y económicamente, una actuación variable en el campo. Finalmente, una vez elaborada la prescripción correspondiente, en la cuarta etapa se procederá a materializar la operación y si se trata de una actuación variable se pueden utilizar las tecnologías de dosificación variable de la AP para llevarla a cabo (VRT en inglés). Asociadas a cada etapa del ciclo de la AP aparecen técnicas, tecnologías y herramientas disponibles para llevarlas a cabo (Figura 2).

 

Àlex Escolà Agustí

Coordinador del Grupo de Investigación en AgróTICa y Agricultura de Precisión de la Universitat de Lleida – Agrotecnio-CERCA Center.

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