El almendro, la hoja de ruta del valle del Ebro

Pol Julià

El almendro, la hoja de ruta del valle del Ebro

Datos, inversión y formación detrás de un cultivo con una gran proyección regional

En la última década el almendro ha ido ocupando cada vez más superficie en el valle del Ebro, desplazando a cultivos extensivos como el cereal o la alfalfa. Su expansión responde a dos palancas muy claras: por un lado, unos márgenes más estables que los de los cultivos tradicionales y por otro, la posibilidad de mecanizar casi todas las operaciones (poda, recolección y aplicación de insumos) reduciendo mano de obra y costes energéticos.

Con todo esto, la demanda también empuja: «En cinco o diez años el sector va a despegar; Europa todavía importa mucha almendra californiana y hay terreno por plantar», pronostica Antonio Poblador, asesor técnico y gerente del vivero de Abel, para quien el valle es «uno de los pulmones» que pueden compensar ese déficit gracias al viento seco que limita las enfermedades, cada vez más presentes en los cultivos.

De cultivo marginal a alternativa consolidada

Este contexto ha favorecido un salto en los modelos de plantación. El vaso abierto dio paso a las altas densidades, y hoy coexisten sistemas intensivos (cinco o seis metros entre filas) y superintensivos o en seto (filas de tres – cuatro metros y distancias de apenas metro y medio entre árboles).

La elección depende del relieve, del agua disponible y del capital inicial, pero ambos comparten un objetivo: mecanizar la recolección y reducir riesgos, aunque con diferencias sustanciales. «Al principio parecía que no tenía futuro, como una plantación más», recuerda el técnico y agricultor leridano Josep María Roca cuando habla de sus inicios en el seto. «Sin embargo, las fincas diseñadas con cabeza llevan ya años produciendo».

Distribución y número de hectáreas de almendro en seto en españa (1)

Voces desde el campo

La ventaja práctica la explica Xavi Plana, pionero en Lleida: «Con el seto trabajo cuatro o cinco horas por hectárea al año y cosecho sesenta hectáreas en diez días; los tres primeros años son críticos: si no formas bien la pared, arrastras problemas para siempre». Su receta incluye dos pulsos de riego diarios en plena demanda y un abonado de noventa a ciento diez kilos de nitrógeno, “lo justo para no disparar el árbol, hay que escuchar a la planta y ver lo que pide”.
Poblador refuerza la idea de que el agua es la pieza maestra: “Con cinco mil seiscientos metros cúbicos del Ebro, el almendro rinde de forma excelente; y en secanos frescos, con el portainjerto adecuado, también funciona y se desarrolla de manera óptima”.

Desde Huesca, la empresa de asesoría y servicios Agrotree, entre otros servicios, se encarga de orientar capital inversor en diversos cultivos leñosos, entre ellos el almendro: “El almendro puede multiplicar por diez los márgenes del cereal”, subraya, Juan María Suelves, socio de la compañía, quien asegura que la apuesta no es solo de agricultores individuales, cada vez es más común la presencia de grupos inversores y fondos de capital que han visto en el sector agrícola un negocio atractivo y rentable.

En la zona del valle del Ebro ya actúan varios de estos perfiles: Lizard Agro gestiona 4 075 hectáreas repartidas en seis polos productivos con un plan a veinticinco años y una red de sensores que controla cada gota de agua y cada julio de gasóleo, sosteniendo que «la economía de escala hace viable un control exhaustivo de costes energéticos y de fertilización».

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Otro caso es el de AWA Group, quiénes combinan plantaciones en intensivo con un inicio reciente al modelo en seto: “El seto exige más capital al inicio, pero la cosecha es rápida y el trabajo diario, muy mecanizado”. En cuanto al atractivo para las inversiones en agricultura, y en este caso en almendro, el CEO de AWA, David pallares lo tiene claro “En mi opinión, tenemos un largo recorrido a nivel comercial, pero todavía somos capaces de producir almendra a precios más bajos que nuestros competidores mundiales. Esperemos que sea un futuro cierto y con precios competitivos. Hay mucho trabajo que hacer, pero estamos en un buen camino.”

En el eslabón industrial, es vital poder contar con una almendra que facilite al máximo las tareas en las plantas de procesado, disponer de un producto fácil de manejar supone una gran ventaja para las plantas de frutos secos. Diego Ráfales, CEO de Frutos Secos Ráfales, enfatiza la importancia de los métodos de cosechado y de las condiciones de la almendra en la postcosecha: “Lo que requerimos, es una almendra que nos llegue limpia, sin impurezas y que haya tocado el suelo.”

Investigación que marca el paso

La innovación técnica llega desde los centros públicos. El IRTA ha mostrado en varias ocasiones, su implicación en el desarrollo de modelos productivos rentables y eficientes. Fruto de este trabajo, recientemente vio la luz un nuevo Portainjerto, INTENSIA, que presenta una alta eficiencia productiva, tolera la sequía y es eficiente en el uso de agua.

Desde Zaragoza, el CITA también avanza hacia una nueva almendricultura, en este caso con PILOWRED®, pensado para suelos calizos y climas más secos, y ya trabaja en nuevas variedades de baja necesidad de frío que podrían extender el cultivo a zonas más altas del valle.

La Universidad de Zaragoza, junto con las de Lleida y Navarra, imparte cursos técnicos sobre estrategias de cultivo, tecnología y rentabilidad del seto, lo que garantiza una cantera de asesores especializados.

Tecnología al servicio de la decisión

El salto de productividad no vendrá solo de la genética o del riego, sino de la integración digital. “Vamos a tener cámaras multiespectrales, modelos de inteligencia artificial y estaciones climáticas que nos ayuden — Javier García Ramos, Catedrático de la Universidad de Zaragoza —, pero alguien tiene que bajar esos datos al campo con criterio profesional”.
La inteligencia artificial y su capacidad de cruzar datos están diseñando el tejido de lo que será el sector en los próximos años. Adaptarnos a estas nuevas herramientas y poder usarlas a nuestro favor, será el factor clave que definirá el éxito o el fracaso de las plantaciones del futuro, porque como bien reconoce Miguel Ángel López, Fundador y COO en Iberian Smart Financial Agro, “no debemos caer en la tentación de delegar todo en los algoritmos, la tecnología no te resuelve nada; necesita una interpretación y un objetivo claro”.

Respecto al uso de datos y su monitorización, Xavier Plana también lo tiene más que claro: cierra el círculo: “La información es valiosa, pero quien decide es el agricultor; hay que conocer la planta y pisar el terreno”

Las herramientas ya están encima de la mesa. Sensores capacitivos, drones y plataformas satelitales permiten conocer el estrés hídrico árbol a árbol, sistemas de visión artificial ayudan a regular la dosis exacta de fitosanitario y las cosechadoras cabalgantes incorporan mapeo de rendimiento para ajustar la poda y la nutrición. El reto es económico (amortizar la inversión) y humano (formar perfiles capaces de interpretar los datos y aplicarlos de manera correcta).

Mercado, sostenibilidad y reto demográfico

La demanda de proteína vegetal crece en todo el mundo y la almendra se ha convertido en ingrediente clave de bebidas, snacks y harinas sin gluten. Esa tendencia debiera sostener las cotizaciones. El valle del Ebro parte con ventaja: dispone de agua regulada, infraestructuras logísticas y un ecosistema de investigación que acelera la adaptación varietal. Además, la tecnificación abre la puerta a explotaciones familiares que antes veían inviable competir con producciones a gran escala. «Incluso con parcelas pequeñas se consigue viabilidad y eso fija población en el territorio, algo clave para el medio rural», afirma Jorge Badules, Jefe de Servicio del Centro de Sanidad y Vegetal Animal del Gobierno de Aragón.

El cultivo también encaja en la agenda climática. El seto, por ejemplo, puede suponer una reducción en el uso de agua frente a otros modelos, así una reducción por ciento en la huella de carbono gracias al almacenamiento de carbono en la biomasa del seto. Poder contar con estos datos, con el fin de reducirlos, es esencial para el futuro, ya que la presión social obligará a seguir midiendo consumos y emisiones, y a certificar la sostenibilidad del grano producido.

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Mirar más allá de la próxima campaña

Nadie duda de que la superficie seguirá creciendo, sobre todo en regadío. Pero la verdadera madurez se alcanzará cuando el agricultor incorpore la innovación como rutina. En genética, se prueban ya variedades autofértiles de floración extratardía que esquivan heladas y reducen cargas de polinización. En fitosanitarios, la confusión sexual y los bioestimulantes comienzan a despegar, aunque los pioneros recuerdan que la tecla está en el equilibrio nutritivo más que en sumar productos. En mecanización, los prototipos de robots de poda y recolección autónoma prometen cerrar el círculo de la mano de obra, siempre que se cuente con un modelo adecuado que permita amortizar la inversión.

Antonio Poblador insiste en que el cultivo, y en particular el seto, “aún no ha tocado techo; seguiremos innovando en variedades, injertos y portainjertos”. Josep María Roca, por su parte, apunta al mismo tiempo a la prudencia: «Los árboles bien diseñados desde el principio alcanzan niveles altos de producción; lo importante es no acelerar el calendario a costa de la vida útil de la plantación».

El porvenir del almendro

El valle del Ebro dispone de agua regulada, suelos fértiles y un clima que, con sus vientos y su insolación, crea un microespacio casi ideal para la almendra. La convivencia de sistemas intensivos y superintensivos ofrece flexibilidad: se puede optar por marcos amplios cuando el terreno es quebrado o por setos densos allí donde las parcelas sean llanas y la cosechadora pueda operar. Las pruebas de investigación avalan la eficiencia, los testimonios de campo confirman la rentabilidad y los centros de formación generan cada año técnicos capaces de traducir la teoría en decisiones diarias.

El camino, eso sí, exige inversión, formación y una visión innovadora. Basta revisar las matriculaciones de cosechadoras, las jornadas técnicas llenas y los nuevos módulos formativos de las escuelas agrarias para entender por dónde avanzará la agricultura del Ebro. El almendro ha pasado de alternativa a primera opción para gran parte del territorio, y las proyecciones de superficie lo confirman.

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