“Queremos llegar a los 3.000 kilos de pepita por hectárea”

Pol Julià

“Queremos llegar a los 3.000 kilos de pepita por hectárea”

Xavi Plana, director técnico de la finca Montserrat (Raimat), firma una campaña “muy buena, de muchos kilos”, pero apunta todavía más alto para la próxima campaña

En Raimat, Xavi Plana, director técnico de la finca Montserrat, habla sin rodeos del presente y del futuro del cultivo: “No concibo una plantación de almendros que no sea en seto y que se pueda cosechar con máquina”. Lo dice al cierre de una campaña que califica como “muy buena, de muchos kilos”, en la que la finca ha consolidado prácticas de manejo que, a su juicio, marcan la diferencia. Aun así, las aspiraciones del técnico van más allá, “el año que viene, gracias a las medidas que ya hemos empezado a implementar, pretendemos llegar a cifras más altas, queremos llegar a los 3.000 kilos de pepita.”

Mecanización como eje del sistema

La mecanización, para Plana, es el eje de todo. En su caso para esta campaña, han evolucionado el sistema de seto de 2,70 m a 3,00 m con la llegada de la Pellenc arrastrada “es una máquina que puede cosechar hasta los 3,20m–3,30m” y, en Montserrat, ya se plantean subir a los 3,20 m. “Es muy novedoso; pero 20 centímetros más, para mí, es mucha almendra y es la que nos hará llegar a las cifras que queremos” defiende. El marco de plantación (3,20 x 1,20) obliga a hilar fino con la luz: “En la plantación joven el seto ha subido muy estrecho; entra muy bien la luz y arriba tengo que llegar tipo pirámide para no sombrear las partes de abajo”.

El argumento económico respalda su apuesta. “El año pasado el precio estaba sobre 4,50 y este año a 5,50; una producción de 2.600 kilos a 5,50 te lleva a casi 12.000 €/ha”, calcula. A ello suma el diferencial de costes de una recolección en árbol frente a la de suelo. “Desde la almendra en el árbol hasta ponerla a la venta me cuesta 700€ /ha; para mí fue un coste de 0,36 por kilo de grano. Solo la recolección, unos 550 €/ha”, detalla. La rapidez y la calidad también cuentan: “Las peladoras empiezan a valorar que la almendra no haya tocado el suelo. En el suelo coge polvo y humedad; además, se recogen piedras o palitos y la planta de procesado tiene que ser mucho más sofisticada. Con cabalgante, aquí, básicamente, es pelar y ya está”.

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Técnicas e innovación

Otra de las claves de la campaña actual y las futuras es la polinización y el cuajado de la flor: “Llevamos dos años poniendo abejas y creo que funcionan muy bien”, explica Plana. Instalan cinco colmenas por hectárea repartidas por el campo y las introducen “cuando encontramos la primera flor”. Este año, además, se alinearon los astros: “Hizo calor, no hubo viento y la floración fue muy corta; en diez días llegó el cuajado de la Soleta y en esos diez días las abejas trabajaron muy bien”. El contraste con los años anteriores es nítido: “La Soleta hacía una floración espectacular y al año siguiente quedaban cuatro flores; desde que hacemos esto hemos conseguido regularidad en la floración”. La comparación con los abejorros, que probaron antes, también le parece elocuente: “Trabajan con condiciones más adversas, pero en una caja hay muy poquitos. En cambio, en una caja de abejas habrá de 10.000 a 15.000 individuos… pasar por la plantación era un festival”.

La apuesta por la innovación debe combinarse con un manejo agronómico meticuloso. “Las plantaciones en seto no son difíciles, pero tampoco fáciles”, advierte. Para él, los tres primeros años son “concienzudos”: hay que regar, abonar y formar con precisión en una ventana corta de crecimiento “desde finales de marzo hasta el 15 de julio; el 15 de julio la almendra se para”, combinando despuntes a máquina y a mano. Esta campaña esto ha sido clave: “hemos podido subir el boro a 120 ppm”, y un riego sostenido pese a los picos de calor de junio y de la primera quincena de agosto, esto, apunta el técnico, será clave cuando se combine con el aumento del seto.

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Manejo agronómico, precisión y disciplina

“Lo primordial es hacerlo todo a su hora. Si despuntas cuando la rama es como un lápiz, le haces un parón de 20 o 25 días y pierdes crecimiento. No puedes estar un mes despuntando; hay que intentar hacerlo en una semana”, insiste. El objetivo de esa formación es construir «una pared vegetativa lo más cubierta posible de ramas, sin huecos”: “Si la tienes uniforme y llena de rama, toda la vida tendrás almendra”. Y todo ello con un principio guía: “Seto estrecho para que entre la luz; si hay luz en las ramas gruesas, hay almendra”.

La orientación ideal “norte-sur, norte-sur” en Montserrat no es perfecta porque la finca ya contaba con el sistema antiheladas instalado y tuvo que adaptarse a ello. “Para nosotros el antiheladas es muy importante; yo no he perdido nunca la cosecha por granizo, pero ha habido dos años en que la gente la ha perdido”, recuerda. Con todo, los técnicos consultados le han dado tranquilidad: “Me dijeron que la orientación que tenemos tampoco es mala; entra la luz unas cuatro o cinco horas al día y no deberíamos tener muchos problemas”.

En cuanto a material vegetal, Plana muestra predilección por un pie en concreto. “A mí el ‘Rootpac 20’ me gusta mucho para nuestra tierra; es delicado, no muy vigoroso, pero si lo conoces —agua y nutrientes— funciona. Tenemos plantaciones de nueve años y no tenemos rama doble”, describe. Esa elasticidad de madera encaja con su recolección: “Con ramas de 20mm, la máquina da un golpecito y la almendra cae enseguida; no haces daño al árbol ni limitas la producción del año siguiente”. Por contraste, ha visto pies muy vigorosos que “a los diez años tienen ramas de 50 o 60mm” y requieren “golpes demasiado fuertes para que caiga la almendra”. No se cierra, aun así, a “probar algún pie más” en el futuro: “Hay que probar. Pero me costaría mucho cambiar”.

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Plana reivindica, en definitiva, una forma de trabajar que combina valentía y disciplina. “Esto va de valientes”, dice hablando sobre subir el seto a 3,20 cuando nadie más lo ha hecho. Pero esa audacia no excusa la puntualidad en las labores: “El trabajo que se tiene que hacer hoy, se hace hoy”. Por eso cree en el superintensivo mecanizado, en la polinización bien planificada y en la formación rápida y precisa del seto. Y por eso concluye sin dudar: “El futuro es el fruto seco y la almendra requiere prácticamente cero mano de obra, y eso es muy importante”.

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